Capítulo Uno: La llegada de una amiga de Mollèt y más movidacas.

Último Martes de esta temporada, 6 de la tarde, salgo hacia la cafetería para tomarme un café antes de coger el coche hacía Gran Vía, ya que he quedado  con una amiga que viene desde Mollèt.
Entro y allí está Dani, me hace gestos diciendo que me siente con él.
-¿Qué te pasa, Dani? ¿Por qué no estás con Romina? -digo con algo de sacarsmo.
-Anna, otra vez, tú eres mi mejor amiga y lo sabes, no tienes porque estar celosa. Y no, ha quedado con su pandilla en ir a Valencia a la playa. ¿Y tú qué haces qué no has venido con tu novio?
-Miki y yo hemos cortado...
-¿Por qué no me lo has dicho en publicidad? Te hubiera consolado.
-Te lo iba a decir pero Romina ya fué hacia allí y ni si quiera me acerque.
-Qué tonta eres, abuela -se ríe y me abraza- Aquí me tienes para todo, y lo sabes -me da un beso en el hombro.
-Lo sé, cariño. -miro el móvil- Al final no me he tomado nada, bueno me voy.
-¿Dónde vas? ¿No quieres estar conmigo? -pone carita de pena.
-No es eso, si no que he quedado con una amiga de la infancia que viene desde Mollèt a verme. -le doy dos besos- Hasta mañana.
-Adiós, cuqui, ¿no sales esta noche?
-No, hoy no.
-Si es por lo de Miki, puedo ir a tu casa y vemos una pelicula y te desahogas.
-Después me llamas a mi abuela... Bueno, ¿sí eso te llamo más por la tarde, va?
-Vale, si eso nos vemos.
Voy hacia el coche, saco el paquete de Ducados y mi mechero de Kukuxumusu, mientras qué espero unos minutos a qué se enfrié el coche, empiezo a fumar. Si Dani supiera la verdad, no sé comportaría así conmigo. Es qué se le nota qué está hasta los huesos de Romina, y me jode qué no me lo quiera decir. ¿Tan díficil resulta contarmelo?
Llego hasta el punto de quedada, tengo suerte y aparco allí cerca. Bajo del coche y voy corriendo hacia Myriam.
-¡Anna! Cuánto tiempo, mi amor.
-Ya ves.
Nos abrazamos y entramos en Starbucks, necesitaba una dosis de azúcar. Un Frapuccino para mi, un Capuccino para ella y un donut para compartir. Llevamos las cosas hacía a la mesa y nos sentamos.
-Bueno, lo primero, he cortado con Miki.
-Espera, a ver si no me equivoco... ¿por Dani, no?
-Sí, y cuándo se lo iba a contar en plató fué Romina hacía él. Ahora, antés de venir, me lo encontré en la cafetería y se lo dije. Me dijo qué porque no se lo había contando antés y qué si yo quería, podía venirse a mi casa por la noche.
-Te quejarás, además, es tu mejor amigo, debería de entenderlo cuándo se lo cuentes.
-No sé, está por Romina, se le nota a kilómetros.
-¡Es el guión, Annita!
-A parte, creo qué le gusta y ya está.
-Pues no debe de ser así cuándo hicisteís la entrada del beso los otros días.
-Guión...
-Pero lo sentiste.
-Pero él no.
-¿Quién lo sabe? Nadie.
-Romy, no ves qué ahora es cómo una lapa, es cómo su perrito faldero...
-Díselo.
-Es entonces cuándo me manda a la mierda.
-No digas gilipolleces, Anna, joder.
-Soy realista.
-Y cabezota.
-A mucha honra...
-Venga, vamos a casa qué vamos a preparar la noche de hoy.
-No, además, ¿y tú?
-Sabes perfectamente qué yo me voy con David.
-Me olvidaba, algunas son felices con su novio... Por cierto, me dio esto para ti hoy -le da una caja pequeña de color rosa.
Myriam la abre y ve un collar con las iniciales DFR (David Fernández Rivas).
-Qué mono... Bueno, venga, vamonos o no os da tiempo a hablar luego.
Sonrio un poco, me coge de la mano y vamos hacia casa.
Cojo el móvil y marco el número de Dani.
-¿A qué hora, abuela?
-¿Y si no te llamo para eso? -me río- Si quieres te puedes venir ahora.
-Vale, en 5 minutos estoy allí.
En esos 5 minutos estoy delante del espejo quitandome el maquillaje y pensando como decirle las cosas a Dani.
Suena el timbre, abro, y allí está él, con una bolsa de palomitas recién hechas, una película de comedia y una mochila negra.
-Hola cuqui mía -me abraza.
-Hola, cari.
Vamos al sofá y empezamos a ver la película.
-Bueno, cuentame, ¿qué te ha pasado con Miki?
-Nada, lo dejamos de mutuo acuerdo, a él le gusta otra y... -se me empiezan a humedecer los ojos y apoyo mi cabeza en su hombro.
-Venga, no llores, él se pierde a la mujer más sexy del mundo, pero también a la más simpática, agradable, divertida, cariñosa y me llevaría así todo un año -me sonríe y hace qué se me escape una sonrisa.
Noto qué me abraza más fuerte y cuándo lo miro, también estaba llorando.
-No, Dani, no, tú no llores -le rodeo su cuello con mis manos y le doy un beso en la mejilla mientras le seco las lágrimas.
-Si lloro es porque me importas bastante y no sabes lo mal qué lo paso al verte así. Así qué, tú tampoco llores -me mira fijamente y me seca las mejillas con sus dedos- Anna...
-¿Qué?
-Prométeme qué no vas a dejar qué un chico te trate así nunca más.
-Bue...
-Esa no es la respuesta y lo sabes.
-Es qué, no te he contado todo... a mi también me gusta otro...
-Pues no dejes qué ese otro te trate así, ¿vale?
-Vale...
Seguimos viendo la peli, y, comiendo palomitas ya frías.
Se lo podría haber dicho, pero tampoco se ha interesado mucho. Lo miro y está pendiente de la película. Cuándo termina me dice:
-Oye, me tienes qué enseñar el baile ese del Jueves.
-Pero si tú ni si quieres vas a bailar.
-Porque me da vergüenza, pero si qué me gustaría. Venga, anima esa cara.
Me coge de la mano y empezamos a bailar cogidos de la mano. Me hace reír mucho, se nota qué es mi mejor amigo, pero siento otras cosas por él.
-Bueno, me voy qué ya es tarde, hasta mañana cari.
-Adiós... -sonrio.
La noche se me hace eterna sin él, no puedo dormir, siento cómo las lágrimas resbalan hasta mi almohada. Quiero llamarlo, pero esperaré hasta mañana. No sé porque, pero me cuesta estar sin su sonrisa.